Solo el 11,5% de los profesores españoles es incentivado para integrar dispositivos digitales en sus clases, un porcentaje cinco veces menor al 56,7% que se registra en la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). No hay nadie con porcentajes tan bajos. Pocas veces España había batido este récord en la famosa prueba que evalúa el rendimiento de los alumnos de 15 años. El más cercano es México, con un 18,8%. Pero los países de nuestro entorno como Portugal (41,6%), Francia (71,8%), Italia (49,4%) o Alemania (45,4%) presentan proporciones mucho más altas.
Lo más preocupante es que el 46% de los profesores españoles -el porcentaje es mucho mayor en Canarias, La Rioja y Murcia- no tienen las habilidades técnicas y pedagógicas necesarias para integrar estos aparatos tecnológicos en su día a día, es decir, una gran parte del profesorado de nuestro país no sabe como usar los avances tecnológicos en sus clases, y esto como todo pues tienes sus consecuencias, en gran parte negativas:
Los alumnos que tengan profesores que no hagan uso de las tecnologías no podrán acceder a materiales didácticos alternativos, si no que se limitará a los clásicos libros de papel.
Estos mismos alumnos tendrán muchísimas más dificultades a la hora del aprendizaje autónomo.
Tampoco dispondrían de flexibilidad y capacidad de adaptación o les sería muy complicado obtener estas capacidades ya que todos los estudiantes siguen el mismo ritmo de aprendizaje mientras que con el uso de las TIC cada niño seguiría un ritmo distinto.
Incluso para los propios profesores no usar tecnologías suponen desventajas ya que si hicieran uso de estas la forma de evaluar sería mucho más sencilla.
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